Alicia Gómez Jareño. La sierva de Dios

La Sierva de Dios, Alicia Gómez Jareño, nació en las Pedroñeras, (Cuenca), el día 20 de junio de 1925. Recibió el Bautismos a los ocho días después de su nacimiento. Sus padres, Celestino y Alicia, la educaron cristianamente.

Alicia niña

Desde la niñez se mostró bondadosa, humilde y sencilla, paciente y con entera disposición a ayudar a sus padres y hermanos en todo momento, siendo muy obediente. Vivió junto a sus padres, con gran fervor, la religiosidad popular, destacando la devoción a Jesús Sacramentado, al Corazón de Jesús y a la Virgen María. Con gran piedad recibió la Primera Comunión, dando señales de una gran fe, esperanza y caridad.

Alicia joven

Amó intensamente a Jesús Sacramentado y a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Asistía con frecuencia a la Santa Misa, recibiendo la Sagrada Comunión. Vivió la vida interior como víctima reparadora y cuidando con gran interés la vida de castidad. Como si del grano de mostaza se tratara. Alicia fue creciendo en santidad, que, al no sufrir crisis alternativas, hizo florecer en ella, en esa etapa de su vida, una gozosa intimidad, con el Señor y un celo apostólico como catequista y colaboradora parroquial en todos los campos. Siempre rezó por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales. Difundió las Obras Misionales Pontificias, sintiendo en su corazón la necesidad de pedir por las misiones y por los misioneros. Rezaba diariamente el santo Rosario.

Alicia estudiante

Desde muy temprana edad sintió la vocación docente. No obstante, callaba en su interior este deseo, tratando de evitar nuevos gastos a la familia. Un día sus padres le indicaron que podía estudiar, por lo que se llevó una gran alegría y así poder hacer la carrera de Magisterio, ya que la enseñanza era su gran vocación. Dios la llamaba a hacer apostolado en la escuela. Comenzó los estudios y, en cinco años, obtuvo los títulos de Bachiller y de Maestra de Primera Enseñanza. El Rvdo. Sr. D. Camilo Fernández de Lelis, profesor y director espiritual de la Escuela de Magisterio de Cuenca, la ayudó a elevarse en santidad. Su corazón ardía en amor a Dios y a sus semejantes. En este tiempo hizo voto privado de castidad, vivió en gracia de Dios, confesando frecuentemente y recibiendo diariamente la Sagrada Comunión, sin descuidar el servicio de ayuda y caridad con todos.

Alicia maestra

Pocos años desempeñó el magisterio en su pueblo natal, pero tuvo tiempo para dar testimonio por su entrega a la enseñanza y en el fiel cumplimiento de su deber, siendo ejemplo para todos los profesores. Continuaba su labor en la catequesis, y daba ánimos en todos los movimientos apostólicos de la parroquia. Si en la escuela la querían los alumnos, en la Iglesia la rodeaban junto al Sagrario, y durante la Santa Misa. Su corazón, lleno de amor al Señor, encendía los corazones de los niños y de los jóvenes. A ella acudían las personas mayores en busca de ayuda, consejo y consuelo. A todos atendió acertadamente.

Alicia enferma

Varios años de penosa enfermedad llevaron a Alicia a la más alta santidad. Ofreció su vida al Señor con alegría y sencillez. En medio de grandes sufrimientos, se la veía gozar con la presencia del Señor. ¡Cómo se confesaba y cómo se demudaba su rostro cuando recibía la Sagrada Comunión! Durante la enfermedad fue un gran apóstol de la Eucaristía y de las misiones.

Alicia muere santamente

Al fin, y en olor de santidad, el 10 de septiembre de 1965 falleció en Las Pedroñeras, después de confesarse y recibir el Santo Viático y la Unción de Enfermos.

La noticia de su muerte fue llegando a sus paisanos, los que decían y repetían: “Ha muerto Alicia, ha muerto una santa”.

Causa de beatificación

El día 21 de marzo de 2014, a las 12 de la mañana el sr. Obispo de Cuenca Mons. José María Yanguas Sanz, clausuró la fase diocesana de la vida, virtudes y fama de santidad de la Sierva de Dios Alicia Gómez Jareño.El 25 de julio de 2014 se procedió a la apertura de las actas del proceso en la Congregación para las Causas de los Santos en la Santa Sede

Recomendaciones de Alicia a las maestras de Las Pedroñeras

El secreto de la alegría está en el resorte de la esperanza. Hemos de ser cultivadoras de esperanza, hemos de hacer alegre el aula.

Imitemos al Maestro (Jesucristo) siguiendo su doctrina, sus pasos y sus ejemplos. Miremos el modo de trocar en alegría aún los dolores y penas.

Aceptemos los males y penas, con buena voluntad, como venidas de la mano de Dios con paciencia, que es cristiano falsificado quien piensa escalar el cielo sin llevar la Cruz de la penitencia. En el yunque de los males se labran las almas de los justos.

Que las alumnas, aprendan el gozo que produce el bien obrar, la tranquilidad de conciencia, la santidad, para que todas quieran ser buenas y santas”

 

Se ruega a quienes crean haber recibido algún favor por su intercesión lo comuniquen a: Delegación de la Causa de los Santos. Postulador de la “Causa Alicia Gómez Jareño”, Obispado de Cuenca, C/ Obispo Valero, 1; 16001 Cuenca (España) o a: d.santos@diocesisdecuenca.es

 

Ejemplos de santidad en nuestra Diócesis de Cuenca