Beato Aurelio María, mártir
Infancia y vocación (1890-1908)
Nace el 22 de marzo de 1890 en Zafra del Záncara (Cuenca) y recibe en el bautismo el nombre de Bienvenido. Su padre era labrador, y muere cuando él tiene ocho años; dos años más tarde muere su madre. Queda a cargo de su hermano mayor, Eustacio, que dijo no haber recibido de él ningún disgusto, porque era un chico obediente y piadoso.
Bajo la influencia de un piadoso maestro, él y su hermano Jesús decidieron su vocación religiosa e ingresaron en la congregación de La Salle en Bugedo (Burgos) el 15 de mayo de 1903. Comienza su noviciado el 22 de agosto de 1906, tomando el nombre de hermano Aurelio María, y al año hace los votos temporales, empezando seguidamente el escolásticado.
Diversos destinos (1908-1933)
En 1908 es destinado a la comunidad de Lorca, donde permanece dos años. Pasa luego a Avilés, donde está hasta 1915 y al término del curso de dicho año pudo visitar a su familia en el pueblo natal coincidiendo con su hermano Jesús, que había tomado en religión el nombre de hermano Laureano José. Es destinado al colegio Maravillas, de Madrid, haciendo en 1918 la profesión perpetua y permaneciendo en este colegio hasta 1927, en que es destinado al colegio de Nuestra Señora del Carmen, de Melilla, donde es subdirector y donde coincide con futuros compañeros de martirio. En 1930 fue nombrado director del colegio La Mirandilla, de Cádiz. Aquí hizo una labor muy apreciada por todos y dio gran impulso a la Asociación de Antiguos Alumnos.
Almería (1933-1936)
En 1933 es destinado a Almería, donde se dedica a la obra del nuevo colegio. Hace su trabajo con mucha ilusión. Profesor competente, hombre de comunidad, persona serena y pacífica y catequista ardoroso por la transmisión de la doctrina cristiana, hizo a su alrededor cuanto bien pudo, y llegada la hora del supremo sacrificio supo confesar a Cristo con gran valentía y morir como apóstol de la escuela cristiana. Luego de pasar prisión y malos tratos, fue fusilado en Almería el 13 de septiembre de 1936.
Siempre fue un religioso sencillo, observante y cumplidor de sus votos y de las reglas. Cuando supo el martirio de los hermanos de Turón en 1934 dijo a sus hermanos: “¡Qué dicha la nuestra si pudiéramos verter nuestra sangre por tan elevado ideal, la educación cristiana! Redoblemos nuestro fervor de educadores religiosos y así nos haremos dignos de tal honor”. Murió con un disparo en la nuca en Almería el 13 de septiembre de 1936. El papa Juan Pablo II lo beatificó en Roma el 10 de octubre de 1993 con el grupo de los «Mártires de Almería».
Fuente: «Año Cristiano» – AA.VV, BAC, 2003