Beato Domingo del Santísimo Sacramento
Domingo Iturrate Zubero. Domingo del Santísimo Sacramento. Dima (Vizcaya), 11-V-1901 – Belmonte (Cuenca), 7-IV-1927. Trinitario descalzo (OSST).
Infancia y vocación
Domingo Iturrate Zubero nació en el caserío de Biteriño, municipio de Dima, en el vizcaíno valle de Arratia. Sus padres fueron Simón Iturrate Olábarri y Marta Zubero Soloeta. De pequeño fue monaguillo en la parroquia de San Pedro, y estudió en la escuela pública de Dima. Deseando entrar en la Orden Trinitaria, el 30 de septiembre de 1914 ingresó en el aspirantado de Algorta, que tuvo que abandonar por enfermedad, siendo readmitido de nuevo. Allí cursó los estudios de Humanidades durante tres años.
El 11 de diciembre de 1917 recibió el hábito trinitario en el santuario de la Bien Aparecida, en Marrón (Cantabria), iniciando el año de noviciado, que concluiría el 14 de diciembre de 1918 con su profesión simple.
Estudios superiores en Roma
Los superiores de la Orden pensaron destinarlo al convento romano de San Carlino a las Cuatro Fuentes, donde llegó el 16 de octubre de 1919, matriculándose en la Universidad Gregoriana al mes siguiente. Cursó tres años en la Facultad de Filosofía, tras los que obtuvo el grado de doctor el 3 de junio de 1922; al finalizar el primer curso en esta Facultad, recibió la Medalla de Honor de la Universidad.
El 23 de octubre de 1922 emitió su profesión solemne en el convento de San Carlino. Al mes siguiente se matriculó en la Facultad de Teología de la Universidad Gregoriana, con notables éxitos académicos.
Argumentó en la Sesión Académica Pública del 3 de marzo de 1923, obteniendo el grado de bachiller; repitió la experiencia el 1 de marzo de 1924, en que se le confirió el bachillerato en Derecho Canónico. Arguyó nuevamente en público el 2 de mayo de 1925, y obtuvo la licenciatura en Teología. Finalmente, en 1926 obtuvo el doctorado en dicha disciplina.
Desde su llegada a Roma, sus compañeros de comunidad y cuantos le trataron quedaron hondamente impresionados por la santidad y paz que transmitía fray Domingo. Entre las personas externas a la comunidad que captaron rápidamente lo extraordinario de aquel joven fraile se contaban monseñor Carlo Salotti, futuro cardenal, y el pintor vasco Miguel Marañón, que durante un año vivió en San Carlino, mientras cursaba estudios en la Academia Española; este pintor lo tomó como modelo para pintar un ángel en el tapiz de la beatificación de Ana María Taigi (1920).
Su director espiritual fue el padre Antonino de la Asunción, quien se dio cuenta, quizás mejor que nadie, de la santidad heroica del padre Domingo. Con su permiso, realizó el voto de “hacer lo que conociere ser más perfecto”, en 1924, clave para entender su espiritualidad. Ésta se centraba en la Eucaristía, con una particular devoción a la Virgen María, rasgos distintivos de su espíritu.
Ordenación sacerdotal
Entre febrero y marzo de 1925 recibió las órdenes menores. El 9 de agosto de 1925 fue ordenado presbítero en la basílica de los Doce Apóstoles, por el cardenal vicario, Basilio Pompili; junto con él fueron ordenados otros dos trinitarios del mismo convento de San Carlino, el venerable Félix de la Virgen y el padre Heliodoro de la Dolorosa. El 15 de agosto siguiente cantó su primera misa en la capilla de las religiosas adoratrices.
Habiendo desempeñado con toda responsabilidad el oficio de celador del estudiantado de San Carlino, el Capítulo Provincial de la provincia española del Espíritu Santo, celebrado en Córdoba el 1 de mayo de 1926, lo nombró maestro de estudiantes. Sin embargo, en agosto de ese mismo año aparecieron los síntomas de la tuberculosis, que lo llevó a la tumba.
Belmonte
Por prescripción médica, acogida favorablemente por los superiores, fue trasladado a España. El 3 de septiembre de 1926 abandonó definitivamente Roma.
En el viaje, visitó Lourdes, llegando a Algorta el día 6 de septiembre. Hasta noviembre estuvo en Algorta y Yurre. Marchó a Madrid, donde se encontró con el provincial, que, por indicación del doctor Collar Arias, lo mandó al convento de Belmonte (Cuenca), con la esperanza de que los aires secos de La Mancha ayudaran a su curación. Llegó a la localidad conquense el 28 de diciembre de 1926. La enfermedad, en vez de remitir, empeoró.
Las cartas escritas durante los últimos meses de su vida traslucen una gran madurez espiritual y una aceptación total de la voluntad de Dios en su vida. El 7 de abril de 1927 murió en su celda, y fue enterrado en el cementerio municipal.
La noticia de su muerte dio oportunidad de reflexionar, a cuantos le habían conocido, sobre lo extraordinario de su vida. Su director espiritual, padre Antonino de la Asunción, escribió en poco tiempo la primera biografía, que se publicó al año siguiente de su muerte, con traducciones al italiano y al francés.
El proceso de investigación para su beatificación se realizó en Vitoria, Cuenca y Roma entre 1928 y 1935.
El 21 de septiembre de 1948 sus restos fueron trasladados desde el cementerio municipal hasta la iglesia conventual trinitaria de Belmonte. En 1973 los trinitarios abandonaron el convento de dicha ciudad. El 13 de febrero de 1974 los restos mortales del padre Domingo fueron trasladados al País Vasco; tras haber hecho una visita a la parroquia de Dima, fueron llevados a Algorta, en cuya parroquia del Santísimo Redentor fueron sepultados.
Los escritos del padre Domingo, buscados para ser examinados en orden al proceso de beatificación, resultaron ser pocos. La división de los mismos se extiende a: Apuntes, tomados en las clases de la Universidad Gregoriana y de libros de lectura personal; Escritos espirituales, divididos en notas de los ejercicios espirituales que practicó y cuadernillos con máximas y jaculatorias; Cartas, sección que comprende treinta y una epístolas autógrafas, cuatro autentificadas por Nemesio Gallástegui, y una mecanografiada; y sus Artículos, que abarcan cuatro pequeños trabajos que fueron publicados por la revista divulgativa El Santo Trisagio.
El 11 de octubre de 1980, se leyó ante Juan Pablo II el decreto super virtutibus, que concluyó con la proclamación, hecha por el mismo Papa, de las virtudes en grado heroico del padre Domingo del Santísimo Sacramento, que pasaba a gozar del título de venerable. Finalmente, el 30 de octubre de 1983, Juan Pablo II beatificó en la plaza de San Pedro al padre Domingo del Santísimo Sacramento.
Pedro Aliaga Asensio, OSST
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