Carta semanal del Sr. Obispo: ¿Católico?

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Queridos diocesanos:

Siempre resulta un útil ejercicio de pensamiento volver a plantearse cuestiones fundamentales, mil veces abordadas, para las que pensamos tener una respuesta satisfactoria. Sin embargo, necesitan ser repensadas a medida que los contestos teológicos, las situaciones culturales, las circunstancias sociales y personales, varían sustancialmente. De repente caemos en la cuenta de que las respuestas antes satisfactorias quizás ya no lo son tanto o, al menos, pueden precisar de matizaciones y distingos, antes tenidos por superfluos. Pasa lo mismo también con conceptos fundamentales cuyo significado, hasta hace muy poco, resultaba claro para todos.

Motivos diversos pueden llevar a analizar de nuevo ideas y conceptos básicos de la f o de la moral que teníamos por bien conocidos y sobre los que no albergábamos ninguna duda ni nos planteaban especial dificultad.

La lectura de algunas noticias en estos últimos días me ha llevado a preguntarme de nuevo por el significado que se da a expresiones como “gente muy religiosa” o “católica” cuando esta es autora de afirmaciones, actitudes o comportamientos que no parecen tener mucho ni de religioso ni de católico. No es infrecuente en algunos ambientes identificar de inmediato como religiosas o, más concretamente, como católicas, a personas que pueden ciertamente ser “practicantes”, es decir, personas que cumplen con algunos preceptos o realizan determinadas prácticas religiosas, si bien luego pueden dejar que desear, mucho o poco, en su vida cristiana familiar, profesional, laboral o social. No sorprende ya ver cómo personas que se dicen católicas adoptan y defienden modos de vida que chocan frontalmente con el Evangelio y la Doctrina de la Iglesia; comportamientos descaradamente incompatibles con la dignidad del cristiano; actos cuya ilicitud moral ha sido declarada mil veces por la Iglesia. Pero se diría que, para algunos, todo y lo contrario de todo cabe dentro del traje “católico”.

No es así ciertamente. Ser cristiano y católico tiene un significado preciso: participar de la vida divina por el Bautismo, como el sarmiento participa de la vida de la vid; profesar la fe católica; secundar la acción de la gracia que crece por medio de los sacramentos y de la oración; practicar la lucha ascética para eliminar todo lo que se opone a dich, etc. crecimiento para hacer cada más vivas la fe, la esperanza y la caridad; seguir las mociones del Espíritu Santo que habla en lo más profundo del alma y en las mil incidencias de la vida; dar frutos de vida cristiana: caridad, gozo, paz, benignidad..; comprometerse en la edificación del reino de Dos en este mundo,  trabajando para alumbrar una sociedad en que las leyes respeten y promuevan los derechos fundamentales de cada persona, la dignidad del hombre desde sus primeros momentos hasta el final de sus días, la verdad del matrimonio y de la familia, la libertad de los padres para educar a sus hijos, el cuidado y la atención debido a los más débiles y necesitados, procurar que la justicia sea igual para todos, etc.

Es cierto que ser cristiano o católico es un don, pero es también una tarea para cada día. Puede uno ser más o menos coherentes con su condición, estar más o menos atento al querer divino, ser más o menos fiel, pero desde luego ser cristiano, católico, no es algo vaporoso, sujeto a capricho, inconsistente, sin contenido ni exigencias concretas. La fe y la moral cristianas no las define ni establece cada persona o un grupo determinado. Tienen contornos precisos y obligados: el Credo y los Mandamientos de la ley de Dios.

 

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