Carta semanal del Sr. Obispo: ¡Domund misionero!

Comparte esta noticia
Facebook
X
LinkedIn
WhatsApp

Queridos diocesanos:

Un año más celebramos el día del Domund. Esta jornada misionera tiene siempre un carácter alegre, un aire fresco, un no sé qué juvenil, de lozanía, de novedad. Quizás porque se siente resonar en nuestros oídos las mismas palabras de Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”. Palabras de misión que suenan a encargo, a tarea que hay que asumir siempre con un espíritu nuevo, determinado, con el ánimo de quien emprende una aventura. Requiere un corazón encendido; demanda, en definitiva, amor. Un cristiano, una comunidad apagada, carente de vibración, de entusiasmo, envejecida en el alma, acomodada, difícilmente podrá ser misionera; no se mantendrá en sintonía con el mandato de Jesús: “Id, id por todo el mundo y predicad el Evangelio”.

Por voluntad de Dios, la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús, tiene como un doble mandato fundamental recibido de su Señor. El de ser una comunidad que vive “su” mandamiento, haciendo realidad sus palabras: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13, 34). Como dice el Concilio Vaticano II, citando a San Cipriano, la Iglesia aparece como un “pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Lumen Gentium, n. 4), un pueblo hecho uno por el amor de Dios. El segundo mandamiento dice relación a la misión que ese pueblo ha recibido: “anunciar el reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos” (ibidem, n. 5). La Iglesia es, pues, misionera por su misma esencia, y su misión durará hasta el final de los tiempos.

La jornada del Domund nos recuerda esta tarea inacabada de la Iglesia. Hoy como ayer es tiempo de misión, de continuar y desarrollar la misión del propio Cristo (cfr. Concilio Vaticano II, Decreto Ad gentes, 5). Los Apóstoles se pusieron inmediatamente manos a la obra. El mismo día de Pentecostés comenzaron a predicar la Buena Nueva de Jesús, sabedores de que la razón de la actividad misionera de la Iglesia radica en la voluntad de Dios “que quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2, 4). Para ello, para que conozcan la verdad, crean en ella y se salven es necesario la predicación, el anuncio: “Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?; ¿cómo creerán en aquel de quien n o han oído hablar?; cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie? Y ¿cómo anunciarán si no los envían?” (Rom 11, 13-15).

La jornada del Domund llama nuestra atención, de manera particular la tarea misionera de “predicar el Evangelio e implantar la Iglesia entre los pueblos o grupos humanos que todavía no creen en Cristo” y que “reciben comúnmente el nombre de “misiones” (Ad gentes, n. 6), territorio señalados como tales por la Santa Sede. Son pueblos o grupos humanos en los que la evangelización y la plantación de la Iglesia no ha arraigado todavía (cfr. ibidem). Frecuentemente se trata de territorio, pueblos o grupos humanos en los que los misioneros realizan su labor evangelizadora de dos modos complementarios: la predicación del Evangelio, las obras sociales que son también anuncio con obras de la Buena Nueva. La Iglesia proclama el Evangelio y, a la vez, mejora las condiciones de vida de los pueblos de misión.

Por eso, en este día todos estamos llamado a sostener con nuestra oración a los misioneros, ejemplares en su entrega, y a colaborar generosamente con nuestros bienes a la realización de tantas obras benéficas que la Iglesia misionera cumple en muchos de los países más necesitados.

¡Feliz Domingo a todos!

Comparte si te ha gustado
CALENDARIO
Lun
Mar
Mié
Jue
Vie
Sáb
Dom
l
m
m
j
v
s
d
31
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
1
2
3
4
Últimas noticias