Queridos hermanos:
Con fecha de 29 de junio de 2022, el Papa Francisco publicó una Carta Apostólica que lleva como título unas palabas del Evangelio de San Juan al comienzo de la última Cena, con las que Jesús expresó su ardiente deseo de que llegara aquel momento El título de la Carta es: Desiderio desideravi. Sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios.
El documento es relativamente breve, sobre todo si tenemos en cuenta las dimensiones mucho más amplias de otros escritos del Pontífice. Consta, en efecto, de 65 números, anudados en torno a 8 temas. Estos nos sugieren con bastante propiedad el contenido de la Carta Apostólica. Son los siguientes: el primero trata de La Liturgia: el hoy de la historia de la salvación, que se extiende a lo largo de los números 2-9. El segundo de los temas tratados en la Carta lleva por título: La Liturgia: lugar del encuentro con Cristo, y se desarrolla en los números 10-13. El tercero: La Iglesia, sacramento del Cuerpo de Cristo es el más breve de todos y ocupa solos dos números (14-15). Un espacio algo mayor ocupa el cuarto titulado: El sentido teológico de la Liturgia (nn. 16-19). Igual espacio se reserva al quinto: Redescubrir cada día la belleza de la verdad de la celebración cristiana (nn. 20-23). El sexto abraza los números 24-26 y tiene como título: Asombro ante el misterio pascual, parte esencial de la acción litúrgica. El séptimo argumento tiene que ver con la formación litúrgica: La necesidad de una seria y vital formación litúrgica, es el de mayor extensión y ocupa 20 números (27-47). El último de los temas es el del Ars celebrandi, y abarca los nn 48-60. Los últimos 5 números de la Carta Apostólica revelan la intención del Papa al escribirla e invita a redescubrir el sentido del año litúrgico.
El mismo Papa Francisco nos dice cuál es el contenido de su Carta y la intención que le ha movido a escribirla: “Quisiera, dice, que esta carta nos ayudara a reavivar el asombro por la belleza de la verdad de la celebración cristiana, a recordar la necesidad de una auténtica formación litúrgica y a reconocer la importancia de un arte de la celebración que está al servicio de la verdad del misterio pascual” (n. 60).
Notemos, en primer lugar, que el Santo Padre no pretende ofrecer un tratado exhaustivo sobre la Liturgia en sus distintos aspectos; quiere solo “compartir algunas reflexiones” sobre la misma, siendo la primera de todas la de necesidad de una mayor toma de conciencia de su decisiva importancia, pues se trata de una “dimensión fundamental” (n. 1) para la vida de la Iglesia. La Liturgia, pues, es algo esencial en la Iglesia y no se puede alcanzar una recta comprensión de esta dejando de lado la liturgia. Precisamente por esto, el Papa quiere que el pueblo cristiano descubra su verdadera naturaleza, superando tanto “una comprensión superficial y reductiva de su valor”, como “su instrumentalización al servicio de alguna versión ideológica, sea cual sea” (n. 16). Por otra parte, el objetivo de redescubrir la verdad y la belleza de la Liturgia, no se alcanza ni se satisface con cuidar más y mejor de la realización exterior de un rito, con observar escrupulosamente las rúbricas. Pero afirmar esto no puede entenderse en absoluto como justificación de la actitud contraria. Hay que cuidar, dice Francisco, “todos los aspectos de la celebración “, pero esto no basta para que la participación en la misma sea “plena” (n. 23). De explicarlo se ocupa la Carta Apostólica del Papa, dando respuesta a la pregunta: ¿cómo recuperar la capacidad de vivir plenamente la acción o celebración litúrgica? (cfr. n. 27)
De ello hablaremos en las próximas semanas.