Queridos diocesanos:
El próximo día 4 de octubre, memoria de San Francisco de Asís, uno de los santos más venerados y queridos por los fieles católicos y también por aquellos que no lo son, dará inicio la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, un acontecimiento eclesial de primer orden. La Asamblea comenzará con una solemne celebración de la Eucaristía en San Pedro y concluirá con otra Misa en el mismo lugar el día 29 de octubre. Para el mismo día de apertura, 4 de octubre, está prevista la publicación de la continuación de la Encíclica Laudato Sí del Papa Francisco.
Como es sabido, el Sínodo se desarrollará en dos momentos en los meses de octubre de 2023 y de 2024. En el primero se someterá al estudio de los Sinodales el así llamado “Documento de Trabajo”, preparado a lo largo de meses.
Un total de 464 personas participarán en el Sínodo, de las cuales un 25% no son Obispos y de ese 25% restante alrededor de la mitad son mujeres. Entre los participantes se encuentran 10 españoles, dos de ellos mujeres.
El Papa ha repetido en numerosas ocasiones que el Sínodo es, sobre todo, un momento de oración y de escucha de aquello “que el Espíritu Santo dice a las Iglesias” (Ap 2, 11) en un tiempo en el que vivimos hondas transformaciones sociales y culturales que están pidiendo ser contempladas a la luz del Evangelio y, con la gracia del Espíritu Santo, descubrir el mejor modo de afrontarlas. En el Sínodo se abordarán temas importantes para la vida de la Iglesia en estos momentos, también algunos de aquellos que despiertan mayor interés –quizás sobre todo curiosidad- en la opinión pública. Pero no es el Sínodo momento para discusiones, planteamientos ideológicos, lucha de corrientes o tendencias enfrentadas, sino tiempo de humilde escucha del Espíritu, búsqueda de respuestas valientes a los retos pastorales del presente, unión de esfuerzos para una evangelización más incisiva, toma de conciencia de la gran tarea que juntos hemos de abordar. Facciones, divisiones, partidismos poco a nada podrían aportar en unos momentos que requieren de manera particular la participación y el empeño de todos, una comunión más estrecha, y una conciencia más viva de la misión.
Como ha precisado el Papa Francisco en la Constitución Apostólica Episcopalis communio, 1: “También hoy, en un momento histórico en el que la Iglesia se adentra en ‘una nueva etapa evangelizadora’, que le pide constituirse ‘en todas las regiones de la tierra en un estado permanente de misión’, el Sínodo de los Obispos está llamado, como cualquier otra institución eclesiástica, a convertirse cada vez más en ‘cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación’. Sobre todo, como ya deseaba el Concilio, es necesario que el Sínodo, consciente de que pertenece, ante todo, ‘al cuerpo de los Obispos la preocupación de anunciar el Evangelio en todo el mundo’ se comprometa a promover con especial cuidado «la actividad misionera, deber supremo y santísimo de la Iglesia».
El papa Francisco ha dedicado la intención de la oración del mes de octubre a rezar por este acontecimiento. «Sin oración no habrá Sínodo», nos recuerda el papa. Con ese fin desde la Conferencia Episcopal se ha preparado el texto de una oración por el Sínodo y unas Preces especiales para domingos y días feriales, junto con la fórmula de la bendición solemne para la Misa del Domingo día 1 de octubre, que se pueden encontrar en la página webb de la diócesis. Pidamos, todos unidos al Señor por los participantes en el Sínodo para que el Señor los ilumine y le conceda los dones de sabiduría y de consejo.
