Queridos diocesanos:
El próximo 1 de marzo celebraremos el Miércoles de Ceniza, día con el que da inicio el tiempo santo de Cuaresma. Tomaremos la ceniza, gesto con el que se manifiesta el espíritu de sincera humildad y de verdadera penitencia que deben presidir el largo itinerario de cuarenta días con el que los cristianos nos preparamos para el día gozoso de la Pascua del Señor.
En la misa vespertina del primer domingo de Cuaresma, 4 de marzo próximo, comenzará a utilizarse la versión castellana del Missale Romanum en su tercera edición típica enmendada. Desde ese día, tal como afirma el Sr. Card. Presidente de la Conferencia Episcopal Española en el relativo Decreto, su uso será obligatorio en todas las Misas que se celebren en lengua española en las diócesis de España.
No se trata de un nuevo Misal, sino de una versión al castellano del Missale Romanum, que es sustancialmente el mismo que hemos venido usando desde 1969. De ese Misal se han hecho tres ediciones. La que ahora ve la luz es la versión castellana de la tercera de las mismas, en la que se habían hecho algunas modificaciones, enmiendas o correcciones a las precedentes. Durante siglos, todos los textos utilizados durante el año en la celebración de la Eucaristía se presentaban reunidos en un solo libro que llamábamos Misal. Ahora, como desde 1970, se publican por separado los Leccionarios de la Palabra de Dios y el Misal. Vale la pena recordar que los Leccionarios y el Misal son los textos litúrgicos más importantes.
La Iglesia ha tenido siempre clara conciencia de la importancia del mandado institucional de la sagrada Eucaristía, sabedora de que la celebración de este santo Misterio representa el centro y la raíz de toda la vida cristiana, tal como ha proclamado el Concilio Vaticano II. Esa es la razón de que la Iglesia, a lo largo de los siglos, se haya considerado comprometida por el mandato de su Señor, por lo que ha ido “estableciendo normas para la celebración de la Eucaristía relativas a la disposición de las personas, de los lugares, de los ritos y de los textos” (Ordenación General del Misal Romano, 1). Las celebraciones litúrgicas son, en efecto, celebraciones de la Iglesia y deben ser realizadas tal como lo quiere la Iglesia, no según los gustos personales del celebrante o según particularismos rituales no aprobados por la Iglesia. Quien preside la celebración lo hace en la persona de Cristo y en nombre de la Iglesia, no en nombre propio.
Si la Iglesia pide respeto reverencial para todo texto litúrgico, de manera que no está permitido cambiarlo o sustituirlo en todo o en parte, esta norma se aplica con mayor motivo a las plegarias eucarísticas y en particular a las palabras de la Consagración. Sólo ella, la Iglesia, puede realizar cambios o modificaciones en los textos de la Misa. Digo esto porque justamente la autoridad suprema de la Iglesia es la que ha establecido que, a partir de la celebración vespertina de la Santa Misa el sábado 4 de marzo, las palabras por vosotros y por todos los hombres que se decían hasta ahora en la consagración del cáliz, sean sustituidas y se diga por vosotros y por muchos. Esta modificación se debe sencillamente al deseo de una mayor fidelidad a los textos originales del Nuevo Testamento y a la tradición litúrgica de la Iglesia latina. Aun siendo enteramente correctas las palabras que se venían utilizando hasta ahora en la consagración del cáliz, dichas palabras traducían e interpretaban a la vez el texto latino. Ahora se ha querido que la traducción sea sólo eso, traducción literal más ligada al texto latino.
Entre las aportaciones más importantes de esta tercera edición oficial del Misal se pueden enumerar las siguientes: una enriquecida Ordenación General del Misal Romano; las nuevas misas en la vigilia de la Epifanía y de la Ascensión del Señor; las oraciones sobre el pueblo” para cada día de la Cuaresma; un nuevo prefacio de Mártires y el prefacio propio de la fiesta de Santa María Magdalena; las misas votivas de la Divina Misericordia, de Nuestro Señor Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y la de San Juan Bautista; los nuevos formularios para memorias obligatorias y facultativas… El Misal sigue el texto de la Sagrada Escritura según la versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. El Misal cuenta, en fin, con un apéndice completo del Ordinario de la Misa para poder cantarla desde su inicio.
Confío y deseo que la publicación de esta edición del Misal Romano sirva como eficaz instrumento para revitalizar la pastoral de la celebración de la Eucaristía, y facilite y promueva la participación activa, consciente y fructuosa en el que proclamamos como “Misterio de la fe”.