93 Jornada Mundial del emigrante y del refugiado
14 de enero de 2007
UNA SOLA FAMILIA
Queridos diocesanos:
En este domingo 14 de enero la Iglesia celebra un año más la Jornada Mundial del emigrante y del refugiado bajo el lema “Una sola familia”. Esta Jornada Mundial supone para todos una llamada de atención sobre este fenómeno social de palpitante actualidad que se está convirtiendo, en palabras del Santo Padre, en un fenómeno estructural de nuestra sociedad.
Benedicto XVI, en su mensaje para esta Jornada, nos invita a mirar la Sagrada Familia de Nazaret que tuvo que salir de noche hacia Egipto para huir de la persecución del rey Herodes (cfr. Mt. 2, 13-15). Son el modelo, el ejemplo y el consuelo de los emigrantes y peregrinos de cada época y país, de todos los prófugos de cualquier condición que, acuciados por las persecuciones o por la necesidad, se ven obligados a abandonar la patria, la amada familia y los amigos entrañables para dirigirse a tierras extranjeras. (Exsul familia, AAS, 1952, 649).
El tema de esta Jornada, LA FAMILIA MIGRANTE, nos invita a reflexionar no sólo sobre la situación del emigrante sino también sobre la de su familia.
La Iglesia anima a defender los derechos de los emigrantes, de los refugiados y de sus familias, y nos recuerda los servicios de acogida que la Iglesia ha puesto en marcha. En este sentido hay que destacar la gran labor que Caritas está llevando a cabo en todo el mundo.
En su mensaje, el Papa nos advierte de la situación particularmente precaria en que se encuentran tantas mujeres emigrantes que terminan siendo víctimas del trafico de seres humanos y de la prostitución.
Es necesaria una atenta presencia pastoral que, además de prestar asistencia capaz de aliviar las heridas del corazón, ofrezca por parte de la comunidad cristiana un apoyo capaz de restablecer la cultura del respeto y redescubrir el verdadero valor del amor.
El Papa también nos habla de la necesidad de una actitud abierta y positiva de la sociedad hacia los emigrantes y, con palabras de San Pablo, nos invita en esta Jornada a una mayor sensibilización de nuestras comunidades eclesiales: Cáritas Christi urget nos, la Caridad de Cristo nos apremia (2Cor. 5, 14),y a un compromiso con los hermanos y hermanas más necesitados. Por ello animo a las comunidades parroquiales y demás organismos de nuestra Iglesia diocesana y a todos los cristianos a que asuman compromisos concretos durante este año a favor de la persona y de la familia católica inmigrante, con el firme propósito de ayudarles a que se conviertan en miembros activos de su nueva familia en nuestra iglesia.
X JOSÉ MARÍA YANGUAS SANZ
Obispo de Cuenca