El Obispado de Cuenca ha enviado una ayuda de 10.000 euros para colaborar a paliar la grave situación en la que se encuentran las comunidades indígenas debida a la pandemia del coronavirus, en concreto en Yurimaguas. La diócesis de Cuenca destina el 1% de sus ingresos a atender las necesidades de países del así llamado Tercer Mundo.
La ayuda ha sido solicitada por el misionero laico, Jesús López, natural de Belmontejo (Cuenca), quien actualmente trabaja en el Vicariato Apostólico de Yurimaguas en la Amazonia peruana.
Jesús y su mujer, Soledad Robles, son misioneros y durante esta pandemia han tenido que cerrar el Hogar María de Nazaret, donde atienden a una treintena de menores con discapacidad, dejar de visitar a las comunidades y aplazar el trabajo de Educación que Jesús realiza en el Vicariato donde han fallecido 32 profesores a causa del COVID-19.
Según ha explicado el misionero, en el Vicariato de Yurimaguas “hay sólo dos hospitales con muy poca capacidad, el contagio del coronavirus se expandió muy rápido, lo que provocó que los centros se colapsaran y que no hubiera medicinas, ni oxígeno para las personas enfermas”.
A eso, continúa diciendo, hay que sumar que la gente tenía miedo de ir a los hospitales porque sabían que iban a morir solos y sin asistencia, pues el propio personal sanitario, al no contar con los medios y las medidas necesarias de protección no querían tratar a los enfermos con COVID-19 por miedo al contagio.
Tras conocer la aportación por parte de la Diócesis de Cuenca al Vicariato de Yurimaguas el misionero conquense ha manifestado al Sr. Obispo su agradecimiento “por estar a nuestro lado acompañándonos en este momento tan difícil para nuestra selva”.