El Pan de la Palabra. Santa María, Madre De Dios

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Llegamos al final del año 2018 y es muy útil y provechoso pararnos y mirar para atrás, y hacer balance de todo lo vivido, de los encuentros que nos han marcado, del amor que hemos compartido, de los errores cometidos, sobre todo, con las personas… En cualquier caso, nuestro sentimiento debería ser el del agradecimiento por tantos dones recibidos, incluidos los dones amargos que no hemos comprendido y nos descoloran. Tratemos de ver por dónde nos quiere llevar el Señor con todo lo que nos ha acontecido.

Y al mirar para adelante, al comienzo de un nuevo año, nosotros los cristianos nos asomamos al calendario del año 2019 escuchando de música de fondo una Palabra de Dios que nos bendice, que nos ha dado el Espíritu de su Hijo para hacernos sus hijos y, con ello, herederos… Con esta música no tenemos ningún miedo ante lo que nos pueda deparar cada uno de esos días y momentos que nos va a tocar vivir. Escuchemos con un poco de detenimiento los acordes de esta sinfonía:

+ La bendición del libro de los Números estaba dirigida a los elegidos del pueblo de Israel. Fuera de esa bendición quedaban los impuros (leprosos, enfermos de sangre, gente en contacto con cadáveres…). Sus palabras son profundamente hermosas: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz». Dios trae para su pueblo paz, bendición, protección, luz…

+ Con el salmista pedimos al Señor que tenga piedad y nos bendiga, que ilumine su rostro sobre nosotros. Pero ahora el horizonte se amplía: Dios es bendición y salvación para todos los pueblos, para las naciones hasta los confines de la tierra.

+ Dios, cuando llegó el tiempo señalado, nos bendijo mostrando su verdadero rostro, el rostro de la misericordia, a su Hijo Jesús, el rostro de la misericordia del Padre.

Gracias a una mujer, María, la Madre de Dios, ha sido posible contemplar el rostro de Dios que nos bendice. Ahora la bendición no es un deseo, es una realidad. El Señor ha iluminado su rostro sobre nosotros, sobre ti y sobre mí, sobre todos, y nos ha dado la mayor protección posible: nos ha hecho sus hijos en el Hijo, ya no estamos huérfanos. «Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ‘¡Abba!’, Padre».

+ El evangelio de Lucas nos muestra que la bendición que Dios nos ha dado en su Hijo Jesús es para todos y no deja al margen a ninguno de los de fuera. Por eso comienza por los últimos, por los marginados, por los pastores. Es un Dios que nos bendice desde la debilidad, la pobreza, la ternura de un Niño. Esta es la señal. ¿Cómo es nuestra fe? ¿Es como la de los pastores? ¿O acaso seguimos esperando un Dios lleno de fuerza, poder y prestigio?

Podemos tomar un calendario del 2019 y mirar al Niño de Belén, a su María, la Madre de Dios (y también madre nuestra), y dar gracias a Dios porque en Jesús ha asumido nuestra condición; damos gracias porque suyo es el tiempo, y en su Hijo nos ha mostrado un rostro lleno de misericordia y compasión que nos impulsa a vivir cada momento del nuevo año con la confianza puesta en un Dios que es Padre y Madre lleno de ternura.

¡¡¡Os aseguro un feliz Año Nuevo!!!

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