El pasado 5 de octubre se celebraron las VI Jornadas de Formación y Envío de ministros extraordinarios de la Comunión en las que participaron unas 30 personas. Al encuentro fueron invitados los ministros extraordinarios de la comunión ya enviados por el Obispo de Cuenca, Monseñor José María Yanguas, desde que empezó esta iniciativa diocesana en el año 2020. Durante las Jornadas tuvieron la oportunidad de acompañar a enviar, junto a al Sr. Obispo, como comunidad eclesial; a 7 ministros nuevos.
El ministro extraordinario de la Comunión es a la persona que la comunidad parroquial confía la Eucaristía y la Palabra para llevar a los enfermos e impedidos de la comunidad. Visitando y celebrando en la casa del enfermo o persona mayor que ya no puede acudir a la Parroquia. Normalmente el domingo al terminar la misa dominical.
En las VI Jornadas se contó con dos formadores, Dña. Rosa Font que les habló del encuentro con Cristo en el enfermo. La charla se impartió en torno al tema de la presencia real de Cristo en los enfermos y ancianos quienes, en muchas ocasiones, viven en soledad y son en cierto modo los pobres de nuestro tiempo. En las posteriores intervenciones del grupo se destacó que cuando llevan la comunión a los enfermos no solo comparten el Cuerpo de Cristo sino que también descubren su rostro en aquellos que sufren. La cercanía con los enfermos nos humaniza y nos ayuda a vivir plenamente el Evangelio, nos cuestiona y nos anima a ser mejores personas.
La segunda charla fue impartida por D. Emilio de la Fuente quien recordó que “tenemos una deuda con la Palabra” que debería ocupar el centro de la pastoral y ser el alimento cotidiano del cristiano, animando a los ministros extraordinarios de la comunión a llevar también la Palabra a los enfermos. Palabra y Pan son inseparables, la liturgia nos lo recuerda con la oración justo antes de comulgar: “…pero una PALABRA Tuya bastará para sanarme”.
Según el testimonio de los asistentes, el encuentro “no sólo fue precioso porque nos reunimos personas de la Diócesis de distintos lugares, porque compartimos vida alrededor de la comida que nos prepararon con tanto cariño, y por celebrar junto a la comunidad de Belmonte el envío y la eucaristía… si no, que lo mejor, fue que ¡el Señor fue grande, otra vez, con nosotros! Nos acompañó en toda la jornada, nos hizo llevar nuestras miradas hacia los más desvalidos, nos volvió a recordar que el Amor es la fuerza de todo acto y que la comunidad es vida, nos zarandeó teniendo que salir de nuestra comodidad y recordándonos que la misión es de frontera”.
Los asistentes aseguran que estas jornadas de Formación y Envío de ministros extraordinarios de la Comunión “nos volvió a poner las pilas cuando pudimos observar un cachito de Reino donde todos ponen sus dones al servicio y…cuando pasa eso… aunque no nos conozcamos ¡sentimos que somos familia, FAMILIA DE FE!
La jornada terminó con una visita a la Colegiata con un guía de lujo. Para los participantes “todo el día fue un REGALO y un IMPULSO. Damos gracias a Dios por todo lo vivido”.
