Fernando Pastor de la Cruz

Párroco y arcipreste de Motilla del Palancar

 

Nació el 18 de enero de 1898. Era natural de Valhermoso de la Fuente. Hijo de Samuel Pastor Sánchez y Teodora de la Cruz Martínez. Sus hermanos fueron: Graciano (asesinado en Campo Arcis), Felicia, Lucrecia, Carmen y Jesús.

Desde niño demostró vocación profunda para el sacerdocio, por lo que ingresó en el Seminario de Cuenca. En sus estudios obtuvo las mejores calificaciones. En el año 1919 fue elegido para continuar sus estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, y allí alcanzó los grados de Doctor en Teología y Bachiller en Derecho Canónico, y el de Doctor en Filosofía en la Academia de Santo Tomás. Se ordenó sacerdote y celebró su primera misa en mayo de 1923, y regresó a España al servicio de la Diócesis. Fue nombrado capellán de la Clarisas de Alcocer y encargado de la parroquia de Alcohujate; se encargó de Buenache de Alarcón y Barchín del Hoyo, y por último de La Roda. Opositó a capellanes de la Armada y dos veces a una canonjía, siempre con las mejores calificaciones.

Fue nombrado Párroco Arcipreste de Motilla del Palancar, de cuya parroquia tomó posesión en noviembre de 1930. La casa que le cedió el Ayuntamiento, la destinó para albergue de los pobres transeúntes. Al llegar la República, y haber sido suprimido el presupuesto del Culto y Clero decidió poner una imprenta, donde trabajó para ganar el pan de sus padres y de sus pobres. Su padre, le aconsejó que se fuera al extranjero, pero él no podía dejar a sus feligreses. Permaneció en Motilla hasta el 25 de julio, pero al prohibirle que abriera la Iglesia, marchó a casa de sus padres en Rubielos Altos, donde vio y oyó escenas que le atemorizaban.

El día 8 de agosto fue informado del asesinato de su hermano Graciano, sintiendo mucho su muerte, diciendo, “después moriré yo”. Y así fue. El 25 de agosto los milicianos le avisaron para que fuera al Ayuntamiento de Motilla para declarar; le acompañó su padre. Una vez subido en el coche y camino de Motilla, empezaron a insultarle, maltratarle y amenazarle de muerte. Después de estar unos días en la cárcel, le montaron en un camión y lo llevaron, al lugar designado para matarlo, fuertemente atado. Llegados allí, lo tiraron del camión y le pidieron que blasfemara contra Dios. Como no blasfemó, le hicieron una descarga de fusiles y murió diciendo: “¡Viva Cristo Rey!”. Murió asesinado el 26 de agosto de 1936, a las tres de la mañana, entre Hontecillas y Valverde del Júcar, Cuenca, por ser católico y por odio a la fe de Cristo.

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