UNA JORNADA DE FORMACIÓN
PARA DISFRUTAR DE LA LLAMADA AL AMOR
El pasado 7 de octubre tuvo lugar la I Jornada de Formación de voluntarios de la Delegación de Familia y Vida y del COF “San Julián” en el Seminario Conciliar “San Julián” de Cuenca. Más de ciento treinta personas acudieron a formarse en un ambiente de fraternidad, en el que unos pusieron sus dones al servicio de los otros para aprender todos de todos.
La Jornada comenzó con la bienvenida del grupo de acogida y con el rezo de Laudes, después de que los niños se organizaran con los monitores por edades para realizar, a lo largo de la mañana y de la tarde, actividades lúdicas y formativas adecuadas a su edad. Gracias a la labor de varios monitores los padres pudimos disfrutar de la formación y de la convivencia con otros adultos con total tranquilidad.
Fue una Jornada intensa en temas y ponencias. Desde la perspectiva de la verdad sobre la persona, una verdad revelada en el Génesis, hasta la culminación de esa verdad (“estamos hechos para amar y ser amados”) en el matrimonio cristiano, una riqueza y un don que crece a lo largo de todas las etapas vitales: la persona llamada a la comunión, el matrimonio como sacramento que consagra esa comunidad de personas, los requisitos del matrimonio católico, el matrimonio como camino de santificación y felicidad, la Teología del Cuerpo, el diálogo como herramienta de comunión o la educación de los hijos en las virtudes fueron los temas que ocuparon las ponencias a lo largo de la Jornada.
El dinamismo de las charlas, con símbolos y dinámicas propias, con debates o trabajos por grupos ayudó no solo a comprender mejor los temas tratados, sino a compartirlos con otros y enriquecernos mutuamente.
Un aspecto destacable fue el clima de optimismo, porque el cristiano es el hombre de esperanza y porque la familia tiene muchas más luces que sombras. Entrevimos el plan de Dios para nuestra felicidad, el matrimonio y la familia como los lugares donde vivir esa felicidad y esa realización de nuestra persona y la alegría de ese descubrimiento se hizo ver a lo largo de la Jornada.
Además, la fraternidad y la cercanía, tanto en las ponencias como en las pausas del café o la comida, nos ayudó a conocernos más entre nosotros: ¡ver caras nuevas en la Iglesia siempre es una buena nueva!
El final de la Jornada, como debe ser, fue una acción de gracias. Nuestro obispo, D. José María, se acercó para saludarnos con simpatía y para acompañarnos en la Eucaristía de conclusión. Con su afecto y su interés en la Pastoral Familiar corroboró nuestras buenas sensaciones y afianzó en el Señor nuestros buenos propósitos de seguir trabajando por la familia.
En definitiva, esta primera Jornada no solo ha iniciado un estilo en nuestra diócesis, que es madura para formar a sus propios agentes de pastoral, sino que ha impulsado el entusiasmo y la alegría de la esperanza en todos los que colaboramos con la Delegación de Familia y Vida y en el COF “San Julián”. Además, ha servido para que muchas personas se acerquen a colaborar en esta pastoral de la alegría del amor y de la esperanza en el futuro de la familia, que es el futuro de la Iglesia, como dijo San Juan Pablo II, el Papa de la familia.