Saluda del Sr. Obispo con motivo de la festividad de Ntra. Sra. de la Virgen de la Luz, patrona de la ciudad de Cuenca y Alcaldesa de honor

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Saludo muy cordialmente a todos los fieles de la ciudad de Cuenca que celebran el próximo día 1 de junio la solemnidad de Nuestra Señora la Virgen de la Luz, Patrona y Alcaldesa de Honor de la ciudad de Cuenca.
El primero de estos dos títulos tiene un contenido bien definido. Los fieles conquenses veneramos a la Madre de Dios bajo la bella advocación de Virgen de la Luz, e imploramos su protección y auxilio invocándola con ese nombre «familiar». Toda la Iglesia es «familia de Dios», y lo es, también, cada parroquia, cada pueblo, cada ciudad. Todos en la gran familia de Dios la invocamos con el nombre común de la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra; además, cada una de las «familias» cristianas más pequeñas gusta de dirigirse a ella con un nombre que les resulta toda- vía más cercano e íntimo, si cabe. Las diversas advocaciones responden a razones históricas, acontecimientos singulares, referencias al lugar en que fue encontrada la imagen objeto de devoción particular, etc..
El título de Alcaldesa de Honor que se concede a veces, como es nuestro caso, a la Virgen en una concreta advocación, tiene un contenido y significado más difícil de precisar. Dicho título reviste un significado parecido al de Presidente de Honor de una institución, o el de Doctor «honoris causa» conferido por una determinada Universidad. Se trata del reconocimiento oficial que se hace a una persona por sus destacadas cualidades o servicios. La persona honrada de esa manera guarda, desde ese momento, una especial relación con quien le otorga la distinción. De manera que la Virgen de la Luz, declarada y honrada por la ciudad de Cuenca como su Alcaldesa de Honor, guarda una especial relación con ella, y se siente, por eso, como más obligada en su maternal tarea de protección y cuidado de sus hijos conquenses. La Ciudad, por su parte, no puede olvidar que la concesión del título de Alcaldesa de Honor a la Virgen de la Luz no fue «flor de un día», como se suele decir, cosa de un momento, sino que dio lugar a un vínculo permanente con ella. Cada corporación municipal sabrá encontrar los modos de hacerlo visible de algún algún modo, para que el título no resulte algo vacío y privado de sustancia.
Para todos un cordial saludo, y ¡feliz día de la Virgen de la Luz!
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