Al acercarse la fecha en que los conquenses celebramos la Feria y Fiestas de San Julián hago llegar a todos un cordial saludo, con el deseo de unos alegres días de descanso y convivencia, según el espíritu que presidió el ministerio pastoral del que fuera Obispo de nuestra diócesis en los últimos años del siglo XII y los inicios del siglo XIII.
El descanso ha sido siempre algo necesario. La progresiva humanización del trabajo ha tenido como uno de sus factores decisivos, junto a otros como la mecanización de las tareas, el aumento de las horas de descanso que lo han ido haciéndolo cada vez más llevadero. Quizás en otros momentos, la dimensión física del trabajo, su dureza, el esfuerzo que suponía, la fatiga, el desgaste de energías, aparecían en primer lugar al hablar del trabajo. En nuestro mundo, los tiempos de distensión resultan esenciales para poder hablar de un descanso que merezca tal nombre. Sea como sea, la Iglesia nos recuerda que el descanso semanal es un precepto divino que acompaña de ordinario al de la santificación de las fiestas.
La fiesta, en efecto, no se puede confundir sin más con el descanso, con el ocio (no se olvide el parentesco del término con el de «ociosidad»). Decimos que los campos descansan, como para recuperar una energía que los cultivos anuales debilitan. En sentido figurado, afirmamos también que las máquinas necesitan parar en su «trabajo» cada cierto tiempo. Descansan igualmente los animales. Y lo hacemos las personas. Todo lo que sufre desgaste necesita un tiempo de descanso para reparar «fuerzas». Pero solo la persona humana celebra «fiesta». Esta no la conocen los animales, ni las plantas, ni las cosas. La fiesta no se reduce a descanso, aunque este forme parte necesaria de la misma. Las fiestas se «celebran». Tienen un sentido más allá del simple no hacer nada. La «fiesta» es algo profundamente humano, tanto las religiosas como las civiles. En ellas se «celebra» algo o a alguien. El Domingo es día de descanso porque en él se celebra al Señor, se le alaba por la creación, por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, porque es el día de la comunidad, del cultivo de unas más estrechas relaciones fraternas.
En la cercanía de la celebración de la Feria y Fiestas de nuestro Patrono San Julián, invito a todos a no perder de vista esta dimensión «trascendente» de la fiesta que va más allá de la vacación y del necesario descanso.
¡Felices Feria y Fiestas de San Julián!