Queridos sacerdotes: El 10 de mayo es para todos los sacerdotes de las diócesis de España, un día particular. En esta fecha celebramos la fiesta de San Juan de Ávila, Patrón del clero español. Lo hacemos cada año reunidos en oración para vivir juntos la Santa Misa, escuchar la exposición de algún tema doctrinal o pastoral y hacer un sencillo homenaje a los sacerdotes que cumplen 25 o 50 años de sacerdocio, concluyendo las horas de convivencia con una comida fraterna.
Este año no será posible celebrar “nuestra” fiesta del modo habitual. Estoy seguro de que lo haremos cada uno en nuestro lugar de residencia, teniendo muy presentes a los demás miembros del presbiterio diocesano.
Felicito cordialmente a todos, sacerdotes y seminaristas, a la vez que invoco la protección de San Juan de Ávila sobre cada uno. Que su ejemplo imprima un renovado ardor a nuestro ministerio.
Os tendré muy presentes a todos al celebrar la Eucaristía en la Catedral, como vengo haciendo en los domingos de este tiempo pascual. Un recuerdo y una oración especial serán para nuestros hermanos sacerdotes fallecidos en el último año, de manera muy particular para aquellos a los que el Señor ha llamado a sí en las últimas semanas: Lucas, Jesús, Gonzalo, Santos, Eugenio y Marcelino. Descansen en paz.
Acompaño esta felicitación con la carta que el Sr. Cardenal Prefecto de la Congregación para el Clero ha hecho llegar al Presidente de la Conferencia Episcopal Española, D. Juan José Omella, con motivo de la fiesta de nuestro Patrono.
Un abrazo, con mi bendición.
+José María Yanguas
Obispo de Cuenca