Carta semanal del Sr. Obispo: ¡Vocaciones sacerdotale! 

Comparte esta noticia
Facebook
X
LinkedIn
WhatsApp

Queridos diocesanos:

    El próximo martes celebra la Iglesia la solemnidad de San José, esposo de María, padre según la ley de Jesús, patrono de la Iglesia universal. A él se dirige la Iglesia pidiendo a Dios Nuestro Señor, por la intercesión del Santo Patriarca, abundantes vocaciones sacerdotales. Por eso, coincidiendo con la fiesta del Esposo de María, la Iglesia celebra también el día del Seminario, invitando a todos los fieles a la oración por las vocaciones.

    Con razón se habla del Seminario como del “corazón de la diócesis”, sin querer por ello hacer distinciones discriminatorias con otras realidades de la Iglesia universal o particular, pero sí queriendo significar con ello que se trata de algo fundamental para la vida de la comunidad cristiana. El Seminario es, en efecto, “lugar y tiempo”, en el cual y durante el cual los candidatos al sacerdocio se preparan para ser “buenos Pastores” del Pueblo cristiano. Por eso, pide ser cuidado con especial esmero.

    Está a la vista de todos que estos son momentos difíciles, en los que tienen lugar rapidísimos cambios que traen consigo la transformación del ambiente socio-cultural en que nos movemos. Es cierto que los cambios más visibles no son, con frecuencia, los más importantes; que hay otros más profundos, más radicales. No tienen que ver solo con la mayor o menor práctica religiosa; ni tampoco con el hecho de que la religión haya perdido presencia en las costumbres, las instituciones y la vida social en general. Quizás los cambios más profundos tienen que ver con la negación de la verdad o con la convicción de que, si existe, no se puede alcanzar; y sobre todo, con la negación de algo –alguien- trascendente (Dios) que da razón de todo y “permanece” mientras todo fluye.

    Son hoy más necesarias que nunca comunidades cristianas con una fe sólida, que tratan de vivir tomando como modelo a Jesucristo, que no vino para ser servido sino para servir. Comunidades animadas por Pastores que lo hagan presente con sus palabras y modo de vida. Que celebren con fe profunda la Eucaristía –centro y culmen de la vida cristiana-, que hagan de sus vidas una Eucaristía y ayuden a sus hermanos a hacer de las suyas un acto de entrega, de servicio, de amor, construyendo así un mundo según Dios. No solo la Iglesia; el mundo necesita también sacerdotes, felices, “orgullosos” de serlo, me atrevería a decir, que renuevan el sacrificio de Cristo en la Cruz, bien conscientes de que constituye el más grande acto de amor a Dios y a los demás.

    Por el Bautismo nos convertimos en sacerdotes, capaces de ofrecer por los demás el sacrificio de la propia existencia, y el Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que el sacerdote que recibe el sacramento del Orden “representa”, además, a Cristo, actúa en su persona y con su poder, un poder cuyo ejercicio debe estar siempre “al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia bautismal de todos los cristianos” (n. 1547). Para ello se preparan en el Seminario los candidatos al sacerdocio; para ser otro Cristo, “el mismo Cristo”, para servir a sus hermanos. Si las cosas son así, es fácil descubrir la importancia de nuestro Seminario y la delicada tarea de formación que tiene a su cargo. Y es también fácil comprender la belleza de la vocación sacerdotal, resumida en un “vivir de amor y para amar”.  Pidamos, pues, en este domingo el don de la vocación para muchos jóvenes, generosos, entregados, alegres, felices de ser otro Cristo para bien del pueblo cristiano. Pidamos por su fidelidad. Pidamos por los formadores y profesores. Y pidamos por las familias cristianas para que tengan el coraje de rogar al Señor para que alguno de sus hijos reciba el don precioso de la vocación sacerdotal.

Comparte si te ha gustado
CALENDARIO
Lun
Mar
Mié
Jue
Vie
Sáb
Dom
l
m
m
j
v
s
d
24
25
26
27
28
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
1
2
3
4
5
6
Últimas noticias